jueves, 26 de junio de 2014

Cola de pez

¡Hola seguidores y lectores! Le comparto mi relato Cola de pez, con este participé en el concurso abracadabrantes quedando entre las finalistas. Espero que les guste y comenten. Un abrazo y besos.

Cola de pez

Las formaciones de pensamiento en su mente eran divergentes. Una semana, un mes o un año, noción de la temporalidad vivida entre el dolor y el llanto no tenía. La intensidad con la que el calor abrasaba su corazón ardía, la sangre que por sus venas y arterias recorría transportaba el sufrimiento a cada minúsculo rincón de su cuerpo. Tolerar su existencia era una inmolación para sí mismo. Las palabras son como la arcilla mezclada con agua, tan flexibles que pueden tomar billones de formas deseadas por quien las pronuncia; causantes de ilusiones deshechas, ídolos botados y vidas cortadas, si se unen con la acción, un cataclismo interno desatan. Él padecía los efectos desorganizados del carácter abrupto de una conducta no esperada precedida de hirientes palabras.

Tendido sobre un largo sillón negro de cuero sintético, joven de cabellos rubios oscuros y barba de meses de antaño, cubría sus ojos con el área dorsal de su antebrazo derecho. Vestía un pantalón de algodón negro y una playera blanca percudida. La ausencia de luz en el interior de su apartamento no impedía la perceptibilidad del desorden del lugar. Libros en el suelo, lámpara de cerámica quebrada al igual que la respectiva bombilla, teléfono vapuleado hasta terminar hendido, mueble con tres cajones inclinado y cristales dispersos alrededor de un portafotos al revés; la sala era una oda al desastre y a la ruina.

Alejó su antebrazo de sus ojos, iris verdes, sus escleróticas tornadas de un color rosáceo delataban el inestable estado en el que su yo se hallaba. Suspiró, entrecortándose su respiración producto de lágrimas no deseadas imposibles de contener. No gemía pero lloraba. Suspiró una vez más en una búsqueda alcanzada por calmar las manifestaciones de dolor. Las lágrimas de sus ojos dejaron de brotar.

Tomó asiento sobre el sillón en que su cuerpo reposaba para proceder a colocarse de pie. Aunque todo su ser convergía en un estado de abatimiento total, no persistiría más en una posición de desfallecimiento, de igual forma, no moriría al continuar así, su dolor no acabaría; aunque debía admitir su disminución notable. Tan solo un par de días atrás sus deseos de morir habían sido amortiguados.

Caminó descalzo hacia el portafotos que sobre el piso se encontraba, lo tomó con su mano derecha, dándole vuelta para descubrir una fotografía aún en su interior depositada. Era él en días mejores, sin barba y con ropas diferentes a las pijamas que hoy lucía; una muchacha a su lado le abrazaba, cabellos castaños hasta los hombros, vestido blanco con grandes flores, hermosa y amplia sonrisa que opacaba incluso el cálido día en el cual había sido capturada la imagen. Con el dedo índice de su mano izquierda recorrió la figura de la mujer que un día lo acompañó pero ahora a su lado ya no estaba, había desaparecido sin dejar más rastro que un intenso dolor punzante. Su interior quiso quebrarse una vez más, sintió un nudo en su garganta formarse y las lágrimas querer presentarse como una fuerte ola que irrumpe sobre la tierra. Pero no lo hizo. No lloró.

Extrajo del destruido portafotos la fotografía, lanzando la herramienta para preservar retratos nuevamente al piso, este cayó entre la suciedad y los escombros de un lugar destruido. Sostuvo la imagen entre sus manos, las que temblaban debido a una sobredosis de adrenalina, su ser quería convulsionar por la ira y la aflicción.

"Quiero dejarlo, tú y yo estaremos mejor separados. Nunca estarás preparado para formalizar una relación y a mí me cuesta digerir tu personalidad. Más adelante me lo agradecerás". Recordó las palabras de tono dulce que escondían una lluvia de fuego, la cual había atravesado su corazón para quedarse durante todo aquel lapso ya olvidado. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que le dejaron como si fuese una comida que pasa del favoritismo a la indigestión? Solo Dios sabía.

Despedazó la fotografía con furia mientras gemía en una entremezcla de sufrimiento y cólera, la partió en tantas partes como pudo en un intento por desaparecerla, mas solo consiguió volverla añicos. La dejó caer al suelo. Volteo hacia su espalda. Una mesa larga separa la sala de la cocina, sobre esta varias latas doradas contenedoras de alcohol se caracterizaban. Caminó hacia ella lentamente, esquivando el desastre que sobre el suelo yacía. Tomó una de las cervezas, abriéndola e ingiriendo el líquido etílico en menos de un segundo. Prosiguió con otra lata, realizando la misma exacta acción.

Vio hacia su derecha. Su mirada se suspendió sobre una puerta de madera color blanco con una manija plateada para poder ingresar. Dos días atrás sintió que su vida era un martirio humanamente imposible de seguir soportando; dos días atrás empezó a surgir una esperanza y razón para darle una oportunidad a su existencia, superar el abandono se convirtió en un suceso posible.

Dirigió su andar a la puerta blanca, tomó la manija con su mano derecha y bajándola empujó hacia dentro para abrirse paso al interior de aquella habitación. Tras la puerta blanca un cuarto de baño aguardaba. Lavamanos a su izquierda, retrete a su derecha, bañera de porcelana con forma de media luna en su centro. Pero el peculiar complemento era el fantástico ser que yacía dentro de la bañera. Una mujer, un pez.

La criatura de mitológico origen era palpable en el interior de su bañera, como una realidad encubierta con fantasía, la verdad brillaba en su cuarto de baño. Entre agua tibia mostraba de su cabeza al torso y parte de su extensa cola de pez. El híbrido ser era, en su parte humana, de tez pálida, cabellos ondulados de color castaño cobrizo que llegaban hasta su cintura la cual finalizaba su mitad femenina y ocultaban sus dos pechos redondos desnudos, labios carmesí y carnosos, iris dorados; su parte pez no era más que una cola ancha conformada por escamas en tonalidad menta tornasol la que finalizaba con una bifurcación de aletas.

La mujer mitad pez volteo a ver al joven del corazón roto, él no pudo evitar sonreír al ver el hermoso tesoro escondido en el interior de su cuarto de baño. La magnificencia de la híbrida era tan resplandeciente que opacaba por completo su tristeza. El joven se acercó a la sirena, ella le sonrió. El muchacho de verdes iris tomó asiento sobre el piso de azulejo, recostando su espalda en la bañera, aproximó su rostro al del fantástico ser.

—Segundos antes de hallarte, mi vida caía en un abismo cada vez más profundo, nunca pensé que al intentar finalizar mi existencia, lanzándome desde el muelle, alcanzaría mi salvación —dijo el joven, acarició el rostro terso de la sirena—. No podía dejarte, debía traerte conmigo; ahora solo seremos tú y yo por la eternidad. Jamás una mujer volverá a burlarse de mi corazón, ya agradezco haber sido dejado atrás, no cambiaría este futuro por ningún otro.

Entre sus manos sostuvo el rostro de la bella mujer mitad pez. No concebía que sus ojos observasen un ser tan perfecto y hermoso. Ella procedió a entonar un desconocido canto de lengua irreconocible, el esplendor de su voz era tal, que perdía importancia la incomprensión de la letra. Sin duda era una jerga que los animales marinos bien entendían. La bella melodía embrujaba desde los oídos hasta la voluntad del joven. Le atraía de una manera inexplicable e irreverente, extasiaba cada uno de sus sentidos. Sin poder detenerse acercó su rostro al de ella hasta rozar sus labios, callándola con un beso frenético, fluidos orales intercambiaron. Una ardiente pasión hacia la inexplicable sirena se volvía cada día más grande, la deseaba, era la razón de su nueva existencia.

Y sin duda aquel ser también lo deseaba. El olor de su carne, su sangre, su composición, era un aperitivo, un espectacular banquete. El hombre era tan delicioso por lo que era permisiva con él, entre más cerca lo tenía, la posibilidad de transformarlo en parte de su dieta era mayor. Siempre había poseído una debilidad exclusiva por el sexo masculino, no podía evitarlo, eran tan fáciles de seducir y engañar, no necesitaba más carnada que su belleza.

Más cerca, más cerca, en cualquier momento succionaría su sangre, destajaría su carne. El único problema residía después de alimentarse con tal suculento platillo, ¿cómo salir de ahí? Eso era algo que más adelante resolvería, cuando finalmente aquel hombre con el alma perdida fuera suyo. Sus ojos dorados se tornaron rojos, en cualquier momento acertaría la primera mordida, el tan esperado primer bocado.

(La imagen no me pertenece)

Fin

Cambio de perspectiva...

¡Hola seguidores y lectores! En esta entrada confesaré algo.... Cuando inicié el blog miraba muchas películas y pensé que era buena idea no solo publicar novelas, sino también realizar reseñas, pero no contaba con que pronto me cansaría en buscar algo interesante del séptimo arte y optaría por ver anime. No es algo permanente, pero por el momento no publicaré más reseñas, debido a que me cuesta comentar algo que vi hace un mes, más aún hace uno, dos, tres, cuatro años jajaja, por lo que en lugar de ellas optaré por relatos cortos... sí, de ahora en adelante serán relatos combinados con novelas, procuraré siempre mantener un buen índice. No abandonaré las reseñas, pero será en el momento en que disfrute una película que crea merezca ser compartida. También dentro de poco pensaba publicar otra novela en el blog, diferente a "La caja de la perversidad", pero en fin, planes, planes... Un abrazote a todos.

sábado, 21 de junio de 2014

Liebster Award 2 y 3

¡Qué emoción! Con las presentes dos nominaciones se suman tres =). Antes que nada, agradecer a las dos personas que me han tomado en cuenta, Mayte, con su blog El diario de Meg (Chase...) y Cris Arco, quien la pueden visitar en su blog Te deseo un libro.

Bueno les dejo las reglas

1. Debes Tener ya un Liesbter para poder Nominar a un total de 5 ó 11 ó 20 Blogs. Dependiendo del abarcamiento de su Blogs, escoge el numero de Nominados

2. En Los Liebster se es Nominado entre las selecciones de algún Blogger ya ganador de uno y que nomine a cierta cantidad, estos nominados se convierte en ganadores al momento que respoden las preguntas que se le han señalado y nomina a otros blogs, de inmediato ya es ganador de un Liebster Award.

3. Al Ser Nominado a un Liebster, debes Seguir al Blog que te otorgó la Nominación

4. Luego de Seguir Al Blog que te Nominó debes contestar exactamente 11 preguntas que te realiza el Blogger ó escribir 11 cosas sobre ti, es decisión del Blog que te nomina si te realiza 11 preguntas ó pide saber 11 cosas sobre ti ó las realiza ambas.

5. Al Ser Nominado debes visitar cada uno de los otros Blogs con los que fuiste Nominado y si deseas seguirlos.

6. Al Momento en que Nominas a tus 5 ó 11 ó 20 Blogs debes hacerles saber de su Nominación, utiliza plataformas como comentarios en sus Blogs y comunicarles ademas via Twitter y Facebook, en Twitter puedes mencionar si deseas a @LiebsterAwards para dar prestigio a tus Nominaciones

7. De Esta Forma Continuas la cadena, Nominando a 5, 11 ó 20 Blogs, estos a su vez Nominan a cierta cantidad de estos tres digitos señalados

La preguntas que me realizaron fueron...

Mayte

1. ¿Cómo nace tu blog?
Después de abandonar la escritura por un tiempo, decidí continuar y compartir mis ideas materializadas en novelas (aunque últimamente he hecho un par de relatos cortos). También comparto alguna que otra reseña de películas no populares, pero que creo deberían serlo.

2. ¿Quién te inspira?
La música me inspira, pero posibliemente no sería nada ni nadie sin mis perros.

3. ¿Música/banda favorita?
Spencer Krug.

4. ¿Un amor platónico?
Me duele decirlo escribirlo.

5. ¿Eres escritor o lector?
Ambos.

6. Sueño más loco y/o extraño
Casi todos =).

7. Personaje literario favorito
Miguel cara de ángel.

8. ¿Te gusta el anime? ¿Anime favorito?
Por supuesto =) ¿cómo vivir sin anime? Ergo Proxy.

9. Tres palabras que mejor te describan
Perros, escritora, sensible.

10. ¿Solitario o popular?
Solitaria.

11. ¿Tu clima favorito?
Fresco.

Cris Arco

1.-¿A qué edad empezaste a leer?
No recuerdo ya (no estoy tan grande tan poco jeje) tal vez 7 años, desde que pude.

2.-¿Cuál es tu libro favorito por encima de todas las cosas?
Gloria de Benito Pérez Galdós

3.-¿Qué te llevó a hacer el blog?
Compartir mis novelas, después de muchos años empecé a escribir nuevamente y una vez más, ya no puedo detenerme.

4.-¿Tienes amigos que compartan tu pasión por la lectura?
Sí =)

5.-¿Eres más de sagas o libros autoconclusivos?
Libros autoconclusivos, sin duda alguna.

6.-¿Te fijas en las portadas para elegir un libro?
No, la sinopsis lo es todo.

7.-¿Cuál es tu portada favorita?
Me ha gustado mucho la de These Broken Stars

8.-¿Sueles gastar mucho dinero en libros?
Sí =D

9.-¿Qué género te gusta más?
Ciencia ficción

10.-¿qué libro te llevarías a una isla desierta?
Gloria, Benito Pérez Galdós cambió mi vida.

11.-¿Qué libro no pudiste terminar de leer?
Todos los he terminado de leer, si la trama no es de mi gusto, nunca los empiezo jejejeje.


Los nominados son...


Ahora las preguntas para los nominados...

1. ¿Cuál fue el primer libro que leíste?
2. ¿Quién es tu escritor favoritos?
3. ¿Cuál género literario prefieres?
4. ¿A qué edad descubriste tu gusto por escribir (o leer)?
5. ¿Cuál es tu película favorita?
6. ¿Según tu gusto, en cuál década se ha hecho el mejor cine?
7. ¿Quién es tu director favorito?
8. ¿Cuál, para ti, es el mejor género en el cine?
9. ¿En qué país vives?
10. ¿Cuál país te gustaría conocer?
11. ¿Dulce o salado?

Aquí el premio


Saludos y abrazos a todos =)

jueves, 12 de junio de 2014

La Caja de la Perversidad III parte 2

En la última entrada de la Caja de la Perversidad empezamos a conocer a un Sebastián días antes de ser atacado por una extraña vieja; tal parece que nuestro protagonista había realizado una apuesta con sus amigos, más específicamente, con Roberto, por lo cual sería recompensado en Cerditos Cerveceros... ¿Cómo le irá a Sebastián? ¿Por qué parece tan desmotivado? Seguiremos conociendo un poco del pasado del personaje principal...

Capítulo III parte 2

En el interior más de cien personas se hallaban entre el baile y la bebida. De madera el suelo, la barra era de forma circular ubicada a la derecha de la entrada con suficiente espacio para el abastecimiento de bebidas alcohólicas y tres cantineros. Del lado contrario se establecían mesas con sillas y un área libre para el baile. El segundo nivel podía percibirse a través del primero, era mucho más pequeño, solo personas de pie se encontraban.
—¡Sebastián!

A la entrada de los dos muchachos, se precipitó a saludarles Roberto. Chocaron sus puños los recién llegados con su amigo.
—¡Me alegra que finalmente se dignasen a venir! —exclamó Roberto, emprende el camino hacia la barra, a su lado Sebastián andaba, mientras Ismael tras ellos guiñaba uno de sus ojos a una chica que al lado de él bailaba.
—Se nos hizo un poco tarde… —explicó Sebastián, sin confesar que hacía una hora atrás se localizaba en las afueras del bar fumando cigarros.
—¡Eh! No pasa nada, lo importante es que soy un hombre de palabra y lo tengo todo arreglado para ti…

Sebastián no prestó más atención a las palabras de Roberto, lo que al frente le esperaba sustrajo por completo su interés. Una aglomeración de cervezas sobre la barra, cien en su total, y, al lado de ellas, sentada sobre un banco rojo alto, una hermosa muchacha de lacios cabellos castaños, tez blanca nívea sin marca alguna, iris azules fáciles de confundirles con el océano, labios rosas, minifalda negra, blusa blanca con pronunciado escote y botas cubrían sus piernas. Parecía una modelo, si no fuese por su estatura, relativamente baja.

La bella joven vio a los chicos acercarse, solo distinguía a Roberto y a Sebastián, Ismael pasaba por completo desapercibido mientras él intentaba, sin frutos, entablar conversación con alguna de las chicas desconocidas en el interior de cerditos cerveceros. La joven de cabellos castaños sonrió a ambos al detenerse frente a ella.
—Hola —dijo ella, miró a los ojos a Sebastián, le sonrió a él con exclusividad.
—Hola Alicia, te presentó a mi amigo, Sebastián; Sebastián, ella es mi prima Alicia, aunque imagino que bien lo sabes —introdujo Roberto a los dos extraños; Sebastián apretó los dientes, incomodidad le invadió al ser presentado de aquella manera.
—Calla Roberto —dijo Sebastián, no pudo evitar expresar verbalmente la molestia producto de la vergüenza que su amigo le acababa de hacer pasar.
—No pasa nada, es más, me halaga —intervino Alicia, sin ser tan sonriente como Ismael, aún así lo era bastante.

La prima de Roberto se levantó de su asiento, saludó a Sebastián con un dulce beso en la mejilla, él le correspondió con una sonrisa.
—¡Hola! ¡Hola! ¿Pero me he perdido de algo? —un poco cabezón, Ismael colocó su figura al lado de Sebastián, para ser también notado.
—¡Ismael! Ya estás algo alcoholizado, mejor sigue tomando, esto no tiene relación contigo —dijo molesto Roberto, de pie al lado de Sebastián, contrario al que Ismael se hallaba; enfrente de los tres Alicia les observaba con cierta camaradería, le parecían buenas personas.
—¡Sebastián!

La voz de Rocío que exclamaba el nombre del rubio fue otro factor de interrupción. A la izquierda de los chicos, sus amigas hicieron acto de presencia, una al lado de la otra. Ambas con una botella de cerveza en una de sus manos.
—¿Les gusta arruinarle las cosas a Sebastián? —preguntó Ismael, arqueó la ceja izquierda hacia arriba, de más decir que estaba molesto.
—¿De qué hablas? ¿Te preocupa tanto porque te gusta? —preguntó Rocío irónicamente, Azucena se limitaba a callar, Ismael volteo su rostro dirigiéndolo hacia Sebastián, quien evidentemente incómodo le sonreía a las recién llegadas.
—¡Hola linda! Mi nombre es Rocío —saludó Rocío a Alicia, acercándose a ella para besarla en la mejilla.
—Mucho gusto, mi nombre es Alicia, prima de Roberto —correspondió Alicia el saludo.
—Hola, Azucena —se presentó Azucena, con los mismos movimientos mas no las mismas palabras de Rocío.
—Hola —dijo sonriente Alicia, demás decir lo amable que aparentaba ser.
—Pues bien… —dijo Rocío, buscando las instrucciones para realizar las acciones, como si todos fuesen ovejas en búsqueda de un pastor.
—¡Nosotros cuatro podemos ir a bailar! —intervino Roberto, caminó entre Sebastián y Alicia hasta llegar a Ismael, para acercarse a Rocío y Azucena—. ¡Vamos Ismael! —Roberto llamó a su amigo, quien ahora se hallaba a su lado debido al desplazamiento realizado—. Vamos chicas a bailar, no sean amargadas.
—Eh… —Rocío se molestó instantáneamente, suspiró con fastidio—. ¿Pero yo bailo contigo Roberto? —preguntó al joven de poco cabello.
—¡Claro Rocío! Somos amigos, lo importante es divertirnos.

La pareja formada por Roberto y Rocío se alejó del resto, entrecruzando sus brazos para caminar hacia el área libre de mesas y sillas con la finalidad de bailar libremente. Roberto, de igual forma que su acompañante, llevó una cerveza.
—Antes de ir a bailar Azucena, ¿no importa si tomo rápidamente unas diez cervezas? —preguntó Ismael, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba sobre el líquido etílico, tomando entre sus brazos cuántas latas le fuera posible.
—Como sea, llévalas contigo a la pista de baile —respondió Azucena, mantenía una actitud indiferente ante todo el grupo—. No podemos seguir… interrumpiendo —Azucena observó a Sebastián y Alicia; el joven rubio le daba la espalda, casi encima de la barra, abría una y otra cerveza atragantándose en licor con placer, por su parte, Alicia, no hacía más que observarle y sonreírle, quería sentir su cercanía.
—Sí, cien no podré en una noche, puedes venir por más después —intervino Sebastián, observó hacia su amigo de iris avellanados.
—¡Gracias Sebas! ¡Eres colosal! ¡Con permiso!

Ismael sonrió a su amigo, ya con todas las cervezas que podía entre sus brazos. Azucena suspiró, estaba tan acostumbrada a la actitud del joven de tez morena y que siempre fuera ella la pareja de él, que ni siquiera le importaba más, o al menos no tanto. Ambos caminando, uno al lado del otro, se dirigieron a una mesa para que el joven de iris avellanados al mismo tiempo consumiera alcohol y bailara con la chica de cabellos rubios.

Sebastián y Alicia se mantuvieron cerca de la barra, al fin y al cabo ahí yacía uno de los premios del joven de anteojos. Ambos sentados sobre las bancas altas rojas, mantenían la dirección de su rostro y mirada sobre la pila de cervezas, así como a los movimientos de los cantineros y demás bebidas etílicas de diferentes clases que tras las refrigeradoras del lugar aguardaban.

Una tras otra, Sebastián parecía no saber colocar pausa a sus deseos hedonistas respecto al consumo del alcohol. Alicia le observaba con sorpresa, sin embargo la actitud del rubio no la desanimaba o asustaba.
—Parece que tienes mucha sed… —comentó Alicia.
—¿Sí? —preguntó Sebastián, ya con las escleróticas rojas y empañados los ojos, sin duda alguna, cada vez se alejaba más del estado consciente—. Un poco —tomó otra de un sorbo, como si de refrescos se tratara.
—Me sorprendes —dijo Alicia, rió después—. Aunque das la apariencia de un alcohólico, no creo que lo seas.
—¿Qué quieres decir? —finalmente Alicia a través de las palabras pronunciadas había llamado la atención de Sebastián.
—Roberto me dijo ayer, cuando me invitó a juntarme con sus amigos, que uno de ellos, Sebastián, es decir, tú, estaba… —rió en un tono de voz apagado y cómplice—, colgado de mí.
—Oh —al terminar de oír las palabras de Alicia, Sebastián manifestó poco asombro, tomó en un segundo una lata de cerveza llena para después hablar—. Así que el muchacho soltó toda la sopa —dijo Sebastián—. "El muy malnacido" —pensó el joven de anteojos.
—No es como que… —las mejillas de Alicia se ruborizaban con facilidad, era tan blanca que no lo podía evitar, agachó la mirada, estaba avergonzada—, no considere que seas… lindo.
—Lindo… —repitió Sebastián la última palabra de Alicia.
—Bastante lindo —dijo Alicia, buscando superar sus miedos, vio a Sebastián hacia los ojos aún ruborizada.
—Gracias —Sebastián sintió una ola de sensaciones en su interior, como si su hipotálamo le indicase huida, la situación para su gusto caía en lo atemorizante, no le agradaba; tomó otra cerveza de un solo a velocidad máxima.
—Espero no incomodarte —Alicia, más avergonzada ante la actitud de Sebastián, tomó también de un sorbo una cerveza en lata.
—No, para nada —Sebastián le sonrió, ya estaba mareado, la sangre se había concentrada en sus mejillas, iba en el camino a una espectacular borrachera, ni idea tenía de cuantas latas de cerveza ya había consumido, pero se acercaba a las veinte con facilidad.
—¿Ustedes hicieron una apuesta? —preguntó Alicia, Sebastián rió.
—Una apuesta… —repitió Sebastián las dos últimas palabras de Alicia.
—Sí, mi primo también me contó que tuviste que hacer algo realmente sorprendente, y ante todo, sacrificado, para convencerlo de presentarte conmigo… me dijo que fue horrible de una manera bastante tétrica.
—¿Horrible de una manera bastante tétrica? —repitió en forma de pregunta Sebastián, consumió de un sorbo todo el líquido etílico de otra lata, luego de otra más—. Ni pensar que ese hombre quiere ser licenciado en lenguas —dijo Sebastián, cada vez más mareado, Alicia rió.
—Me siento muy halagada, no sabes cuánto, me siento contenta —dijo Alicia, no bastaban las palabras, era evidente la emoción provocada por las hormonas al estar en contacto con un hombre que le atraía en todas sus áreas.
—Qué bien… —de más decir la incomodidad transformada en baja presión surgida en el cuerpo de Sebastián—. ¿Bailamos? —preguntó en un intento por cambiar de escenario.
—¡Encantada!

Las conversaciones pueden ser placenteras, pero cuando para uno de los participantes se tornan desagradables, siempre intentará de darlas por concluidas y cambiar de actividad.

Sebastián caminó hacia la pista de baile, seguido de Alicia, ella se sostenía con su mano derecha de la sudadera gris de él. La música era una mezcla de trance y electrónico, en ocasiones agresiva, en otras tranquila.

Se detuvieron, observándose a los ojos iniciaron movimientos con su cuerpos que alucian a entes bailables. Ella acercaba su cuerpo a él, el busto pequeño de Alicia chocaba contra el torso de Sebastián. Quería sentirlo, olerlo, saborearlo. Él bastante borracho se dejaba, ni un alto, ni sentimiento de molestia.

El joven de anteojos no oía la música, en realidad, no sabía si bailaba o todo le daba vueltas. El rostro de Alicia se tornaba borroso ante él, y eso que tenía anteojos; simplemente estaba muy borracho. Entre acercamientos constantes, Alicia tuvo la iniciativa de acercar sus labios a Sebastián. Un pequeño beso le proporcionó al joven de rubia cabellera. Se alejaron. El joven con iris verdes siguió bailando con ella, no comprendía lo que sucedía, a pesar de ser bastante evidente, lo dejaba pasar.

Una vez más, Alicia se acercó a Sebastián, en esta ocasión tomó el rostro del muchacho entre sus delicadas manos, besándole con los labios bastante abiertos, él imitó la acción, jugando con sus lenguas. Ambos podían sentir el sabor a cerveza que en sus fluidos orales se había impregnado. Parecía, querer comerse el uno al otro. Pero de pronto a Sebastián le asaltó un profundo malestar. Repugnancia y aversión al sentir la boca de aquella mujer a quien, a pesar de haberla visto con anterioridad, no tenía más tiempo de conocerla que esa noche. Se separó de ella arrebatadamente.

Extrañada Alicia le miró al rostro. Sebastián se llevó la mano derecha a la boca, quería detener la evacuación del sobre porcentaje de líquido etílico consumido en aquella noche.

Sebastián se alejó de Alicia con rapidez, atravesó personas, mesas y sillas; los baños se hallaban al lado derecho de la barra. La joven de cabellos castaños le observó partir, no supo qué hacer o decir, cuándo creía todo iba tan bien, su pareja parecía haber enfermado.

Para fortuna de Sebastián, nadie en el baño unisex se encontraba. Entró y cerró la puerta de madera con llave desde adentro; sin darle tiempo para levantar la tapadera vomitó sobre ella, diez minutos, lo sintió una eternidad. Una y otra vez expulsaba por su boca todo aquel líquido que no había logrado terminar el proceso de digestión. El alcohol le dañaba, pero más que la bebida, dentro de él algo sentía pudrirse, en su interior algo era aún más nauseabundo.

Mareado, salió del baño. Observó desde la distancia a Alicia, quien de nuevo en la barra miraba hacia el suelo, parecía esperarle. Antes que la joven notase su salida del baño, Sebastián se apresuró a salir del bar cerditos cerveceros, todo el ambiente le enfermaba.

En el exterior volvió a enfermar, vomitó en la acera. Los transeúntes y visitantes del bar le miraban con repugnancia. Pero no podía ser mayor que la sufrido por él en el interior de su corrompido ser. Después de calmar su estómago, caminó tambaleándose a su automóvil, una cuadra arriba del bar.

Al llegar quitó el seguro a su carro japonés, abrió la puerta del piloto y entró al vehículo. Se sentó en el asiento que solía ocupar, bajó el respaldo, se limpió la boca con la manga de la sudadera y cerró los ojos. No podía ni moverse, manejar no era una opción segura.
     —"Macarena…" —pensó mientras lentamente su ser consciente le abandonaba para darle paso al sueño.

miércoles, 11 de junio de 2014

Índice: La Caja de la Perversidad

Me ha provocado un dolor de cabeza el menú de arriba, por lo que he decido acortarlo, creando una entrada de índice que actualizaré conforme suba capítulos y sus partes de la novela "La caja de la perversidad"


Sinopsis
Personajes versión 1
Personajes versión 2

Iniciativa Made in Blogger + Reseña: Only God Forgives

¡Hola lectores y seguidores! Iniciaré la entrada con la promoción de la iniciativa Made in Blogger, de Claudia Green y su blog Lo que me sale detrás de la tecla (pero qué buen título =)), por medio de la cuál busca hacernos el favorazo de dar promoción no solo a blogs, también a canales de youtube, entre otros. Les invito a que la visiten y se enteren más del proyecto, pinchando la siguiente imagen:


 photo madeinblogger_zps2daaaa21.png

Ahora la reseña de...


Entre la duda sobre cuál película reseñar, debido a que transito en una etapa de "adicción al anime", ya que como las estaciones del año, mis gustos en entrtemiento visual cambian cada cierto tiempo, (eso sí, solo se debate en películas únicas y animes espectaculares... algún programa de comedia y otro vergonzoso), he decidido realizar la reseña de "Only God Forgives". Selección oficial de Canes, dirigida por Nicolas Winding Refn, "Only God Forgives" cuenta la historia de guerra entre una familia de mafiosos narcotraficantes americanos contra los responsables de la muerte de uno de sus integrantes: el hermano mayor de Julian.


Julian (Ryan Gosling) vive en Bagkok, oculta su verdadera profesión de traficante bajo la de diregente de un club de boxeo. Su madre castrate, Jenna, le fuerza a cobrar verganza por la muerte de su hermano, quien era su hijo preferido (por Dios, si como humilla al pobre Julian, y lo peor de todo es que al chico pareciera gustarle ese maltrato... al principio). Pero para conseguirlo deberá derrotar  al Ángel de la Venganza.





Bien sabe Julian que su hermano mayor fue asesinado por violar y matar a una niña, por lo que se debate entre lo correcto y lo que su madre le ordena. Señora trama, señora película.








Cinematografía de cien, Only God Forgives me recordó bastante a Enter the Void (mi película favorita de todos los tiempos) en cuanto a los colores vívidos, realmente excelente, toda una joya visual. Es un viaje extrasensorial. También es necesario resaltar la banda sonora, la última canción me ha encantado (y ni sé porqué). Muy recomendada, si tienen la oportunidad de verla, ni dudarlo es bueno.

martes, 3 de junio de 2014

La Caja de la Perversidad III parte 1

¡Hola lectores y seguidores! Inicia el mes de junio y con ello viene una entrada dedicada a "La caja de la perversidad", novela que publico por el presente medio. Empezaré con un breve resumen de lo que ha acontecido hasta ahora:

El 14 de febrero, así es, día de San Valentín, Sebastián fue atacado por una vieja bruja. Ocho años han pasado desde el dramático suceso, en estos el joven ha vivido con su novia: Macarena. Sebastián introduce a Macarena con sus padres, pero la joven es muy mal recibida, debido, en su mayoría, por discriminación a su aspecto físico, pero Sebastián le ama sin importarle nada (es una persona de noble corazón :-o). Después de la cena de presentación, la madre de Sebastián muere en extrañas circunstancias, el padre le sigue con un infarto. Fin del resumen.

Hora de continuar con la historia. Bienvenidas y bienvenidos a lo que es el tercer capítulo, primera parte de: "La caja de la perversidad". Aclaración: Este capítulo inicia días antes de Sebastián ser atacado, es decir, en el pasado...


Capítulo III Parte 1

"Martes, 11 de febrero"
(Ocho años atrás)

—¡Sebastián! ¡Despabílate!

¿Inconsciente se puede arribar a un sitio? Claro, todo se logra a través de la mente. El joven de iris verdes tras anteojos cuadrangulares fue extraído abruptamente de la profundidad de sus pensamientos, sin quien realizaba tal acto tuviese conocimiento de lo impetuoso de su acción.

Sebastián elevó la mirada, sentado sobre el asiento de una silla escritorio, poseía sus brazos sobre la paleta de este. Observó a quién le llamaba, Ismael. El joven de cabellos rubios poseía una playera verde en la que figuraba un oso panda, pantalones de lona azul oscuro y sudadera gris. El amigo de Sebastián, con playera roja, le sonrió al notar que había conseguido llamar su atención.
—¿Te sucede algo Sebastián? —preguntó Ismael, de pie, en medio del escritorio de Sebastián y el de al lado, el joven de tez morena sonreía.

Sebastián volteo a ver al escritorio de enfrente, estaba vacío. Ismael se percató de la acción de su amigo, por lo que se apresuró a tomar asiento en el pupitre desocupado, apoyando sus manos en el respaldo, el joven de iris avellanados no dejaba de ver a su amigo.
—¿Te encuentras bien Sebastián?

Pronto no fue más Ismael quien llamaba su atención, una voz masculina incentivó al muchacho de iris verdes y gafas a dirigir su mirada hacia su izquierda, lugar del cual provenía el llamado. Quien preguntaba era un joven de tez blanca, casi calvo con residuos de cabellos negros azabaches y pantalón camuflado.
—Sí Roberto —contestó Sebastián, proporcionó una sonrisa al segundo siguiente, en un intento por evitar hostigamientos ganados sin ser deseados.
—¿No estarás triste por tu ex novia? —preguntó Roberto, sin ocultar una tonalidad burlona.
—No, ¿de qué hablas? Me siento muy bien —dijo Sebastián, su rostro aprisa se mostró más entero, reubicado en la realidad vivida.
—No molesten a Sebastián —intervino una joven de cabellos rojizos lacios, iris cafés, tez blanca bronceada y vestido celeste, ocupaba el pupitre al lado de Ismael—. Déjenlo en paz —la muchacha observaba también a Sebastián; él era el individuo centro entre el resto.
—¿Pero por qué lo defiendes Rocío? —preguntó Ismael, frunció el ceño y observó a la pelirroja.
—¿Qué te importa? —contestó Rocío, apretó los labios, sonriéndole con cierto fastidio a Ismael.
—No peleen muchachos —dijo Roberto, él y Sebastián rieron al observar a sus amigos en lo que parecía ser el inicio de una discusión sin sentido.
—¡Hola chicos!

Una joven de rubios cabellos irrumpió al grupo, anunciando su llegada con un general saludo. Sin proporcionar besos de cortesía a ninguno, tomó asiento frente a Rocío, colocando su mochila amarilla a su izquierda. Volteo a ver al resto del grupo, a su lado derecho un asiento vacío se hallaba.
—¿Cómo están todos? —preguntó a la general.
—¡Hola Azucena! —saludó Rocío con una sonrisa, estiró su torso y cuello para alcanzar la mejilla de su amiga, proporcionándole un beso el cual fue correspondido. —Qué gusto verte.
—Hola Azucena —dijo Ismael.
—Hola —dijo Roberto.
—Hola —dijo Sebastián de último, mostró su palma derecha, saludando así corporalmente.
—¿Qué cuentan? ¿Aún no ha venido el licenciado condorito? —preguntó, aludiendo a un desconocido con particular apodo.
—Ya lo conoces, la puntualidad no es de sus principales características —contestó Ismael con una sonrisa.
—Es cierto —rió Azucena después de reafirmar, al ser la que más lejos del grupo se encontraba, debía contorsionar su cuerpo para conseguir observar a todos—. ¿Y de qué conversaban? ¿De qué va el cotilleo?
—De nada… bueno, en realidad de Sebastián —dijo Roberto, en su mirar se notaba picardía, se llevó la palma derecha a los labios para esconder una sonrisa.
—Ah, cierto, de cómo te he ganado enteramente —dijo Sebastián, arqueando la ceja derecha hacia arriba y observando al muchacho casi calvo; de pronto la expresión de Roberto tomó una nueva ruta, frunció el ceño, apretó los labios y se cruzó de brazos, el comentario de su amigo era molesto.
—¡¿Y cuándo se llevará a cabo la paga?! —preguntó Ismael con denotada emoción, Roció bajó la mirada arrugando el ceño y Azucena observó a su amiga, la única otra mujer del grupo.
—Hoy mismo, en la noche, en cerditos cerveceros, ya está todo arreglado —dijo Roberto, sin notarse más molesto, su resignación se traslucía en el rostro.
—¡Perfecto! —dijo Ismael, chocó las palmas de sus manos—. ¿Compartirás cervezas Sebastián, no serás egoísta?
­—Claro Ismael, ni dudarlo, en un día no podré consumir cien, al menos necesitaría cuarenta y ocho horas —contestó Sebastián, sonriéndole a su amigo de tez morena.
—Gracias mano —dijo Ismael, extendió su palma, respondiendo Sebastián chocando la suya contra la de su amigo; eran grandes camaradas.
—Nosotras también estamos invitadas, por supuesto —sin preguntar, Roció afirmó lo que sería la participación de las chicas en el grupo.
—Sí Rocío, pues claro —confirmó Roberto.

El quinteto era un exclusivo grupo de jóvenes universitarios. Aunque todos eran diferentes, juntos conformaban una mezcla adecuada de personalidades, o al menos, ellos lo creían en ese momento. La juventud es un sueño del cual se despierta más rápido de lo que empieza, pero, en lugar de ser una ilusión de la insaciable mente, es tan real, que las repercusiones de un errático actuar son desastrosas por lo que de la vida reste. Ningún ser es consciente de ello mientras su juventud vive, solo cuándo es muy tarde y la impotencia es lo único que queda.

Cerditos Cerveceros en aquel momento era el bar de moda en la zona 12, cerca de la ciudad Universitaria. Estudiantes y no estudiantes de la magna casa de estudios asistían al escondido lugar para bailar, alcoholizarse y drogarse; dependía de las preferencias de cada visitante. Un local de 80 metros de largo y 50 metros de ancho, triviales medidas que abarcaba. Las paredes que rodeaban su contorno eran de cemento, pintadas de negro, grafiti de tres cerdos gordos y enanos corrían en la búsqueda de alcanzar una botella de cerveza, atrás de la cual un lobo se escondía. El arte del exterior sin duda mezclaba el nombre con la finalidad del lugar.

Jóvenes, e incluso, adolescentes, se mantenían en las afueras de Cerditos Cerveceros fumando cigarrillos, debido a la Ley de Creación de los Ambientes Libres de Humo de Tabaco, las autoridades del bar se comportaban de una manera estricta respecto al tema, más en las afueras, el consumo de tabaco y otras sustancias, como la marihuana, era totalmente permitido.

Diez de la noche. Recostado sobre la pared exterior del bar, cerca de uno de los cerditos dibujados, con una pierna doblado contra el muro y la otra estirada, Sebastián, fumaba un cigarrillo. Frente a él se hallaba Ismael, quien de pie, fumaba al igual que el primero.

La mirada de Sebastián delataba la pérdida de su consciente en el abismo del interior de sus pensamientos. Fumaba sin parar. Más pálido de lo normal, no mostraba una actitud común a la masa de individuos interesados en disfrutar, socializar y beber.
—¿Por qué la cara larga? ¡Deberías estar feliz! —dijo Ismael, una amplia sonrisa cual estampa en su rostro no se movía, a través de sus gestos buscaba transmitir los mismos a su amigo para que el chico de anteojos sintiera la felicidad y emoción del momento. El chico de tez morena tiró su cigarro ya consumido y lo aplastó con la suela de hule de su zapato de tela.
—Estoy bien —afirmó Sebastián, sonrió a su amigo, puede ser verdaderamente molesto cuando dentro del ser humano existe lo que quiere ser secreto y alrededor se encuentran quiénes se empeñen por convertirlo en público; como si les importase no más que para parlotear. —Entremos ¿te parece?, hay muchas cervezas que pedir —la sonrisa de Sebastián era tan real, o al menos eso aparentaba, que no daba lugar a dudas de encontrarse en un estado de alegría, emoción y diversión. Tiró los restos de su cigarrillo.
—¡Eso mi Sebas!

Los dos amigos, después de calmar sus ansias a través de los dañinos cigarrillos, ingresaron al bar cerditos cerveceros. El guardián musculoso vestido de negro no les puso tan siquiera un pero. Entraron por la puerta negra de metal que a todos la bienvenida les daba.